Historias de extranjeros que viven en Colombia

Colombia es uno de los países del mundo conocidos por la calidez y cordialidad de sus gentes. La amabilidad de los colombianos es admirable porque se esfuerzan por tener un trato impecable con los turistas que llegan a sus costas, ciudades y pueblos.

Después de llegar a Colombia para un viaje de vacaciones muchas personas han decidido establecer su vida en este hermoso país. Así que, ¡sí! Usted puede encontrar muchos extranjeros que se enamoraron del país y que actualmente viven en Colombia.

La verdad que muchos encuentran es que los colombianos son gente amable, abierta y amistosa. Muchos están dispuestos a ofrecer su ayuda a quien lo necesite. Y los colombianos siempre están buscando la manera de integrar a otras personas a su cultura y enseñarles el verdadero significado de la fraternidad colombiana.

Testimonios de extranjeros que viven en Colombia

Travis Crockett - Australia

Travis Crockett es un joven mochilero que se sintió como en casa desde el momento en que pisó suelo colombiano. Nació en Australia pero siempre ha sentido curiosidad y anhelo por conocer la cultura latinoamericana.

Durante su viaje de mochilero por Sudamérica oyó muchos comentarios buenos sobre Colombia. Así que decidió viajar y comprobarlo por sí mismo. "Me gusta cómo acogen los colombianos a los extranjeros. Están dispuestos a compartir su historia y su cultura con los demás. Te hacen sentir como en casa".

Travis llegó a Sudamérica en busca de aventuras y las encontró en Colombia. Y no sólo encontró aventura en Colombia, ¡también encontró esposa! Además, vivir en Colombia le dio la oportunidad de abrir "La Villa", un bar situado en la ciudad de Bogotá. La Villa pretende transmitir, a los visitantes locales y extranjeros, el sabor y la calidez de la hermosa cultura colombiana.

Lorenz Biermann - Alemania

Lorenz es un alemán que llegó a Bogotá en viaje de negocios en 2005. Sin embargo, su mayor deseo era visitar la Catedral de Sal de Zipaquirá. Este alemán que no hablaba español viajó solo hasta la Catedral y en el camino perdió su billetera.

Se sintió muy frustrado porque no tenía dinero en efectivo para pagar el billete de entrada a la Catedral de Sal. Así que decidió sentarse en un banco de la estación y esperar al siguiente tren que le llevaría de vuelta al hotel. Para su sorpresa, un hombre que estaba observando la escena compró un billete extra para llevarle a la Catedral. Este hombre no hablaba alemán, pero de alguna manera se dio cuenta de la repentina mala suerte de este visitante extranjero.

Lorenz nos cuenta su experiencia: "Me senté un momento a reflexionar sobre mi situación, hasta que un señor que había oído mi conversación con el guía se acercó a mí, y aunque no hablaba ni una palabra de alemán ni de inglés, me dio una entrada para la Catedral. Le miré con sorpresa porque no sabía lo que estaba pasando, hasta que me cogió del brazo y me acompañó hasta la Catedral. No me lo podía creer", cuenta. "Todavía no puedo olvidar la cara de amabilidad de todas esas personas que me han tratado como de la familia", añade.

Tres meses después de su visita, se instaló en Bogotá y actualmente vive en Colombia. Desde entonces ha visitado la Catedral de Zipaquirá ocho veces más. De vez en cuando se reencuentra con Ramiro, el señor que le ayudó aquel día. Visitan la Catedral y almuerzan juntos en el pueblo, hablando de aquel momento en que Lorenz se enamoró perdidamente de Colombia.

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